Hoy: Qué carne compré??
Siempre q voy a la carnicería se me presenta la misma disyuntiva: cómo se llamaba esa carne tan rica que me dieron hace 2 meses cuando, como hoy, fui a ciegas en busca de una carne más o menos magra que, x supuesto, no me dejara en bancarrota o me forzara a vender un riñón. Como el carnicero de mi barrio es muy buena onda, ese problema se diluye rápidamente, ya que una vez más, aparezco en su negocio y le digo “Necesito milanesas y carne picada, pero lo más magro posible”. La primera vez, en mi afán de no parecer una completa ignorante en el área (a pesar de serlo en un 100%) hasta me animé a decirle “Lomo quizá?”, así se planteó la idea de poner a la venta en el mercado negro alguno de mis órganos vitales sólo para mantener mi colesterol a raya… El caso es que, como dije, mi carnicero es muy copado y me feteó y picó una linda pieza rojiza, con casi nada de grasa visible y con una gran sonrisa me dejó con la hermosa tarea de mezclar huevo, albahaca, queso parmesano y así intentar aparentar ser alguien responsable que de vez en cuando hasta cocina. Todo muy lindo hasta acá, pero nunca me dijo qué carne (o corte, para los gourmet) me procesó!! Uno puede decir “Pero para qué querés saber que corte te da? Con que esté rico alcanza!”, cierto, pero después todo el mundo (nutricionista incluida) me pregunta de qué cuerno son esas milanesas gorditas y tiernas que muy afanosamente preparo. Por eso siempre vuelvo cada 2 meses a mi carnicero de barrio con la misma duda existencial, pero como nunca me lo menciona, y yo soy muy colgada y me olvido de preguntar, el misterio prevalece.
Lo único que sé, es que seguro no es lomo!